—Tenemos que irnos de aquí. No podemos hacer nada. Ya hay gente ayudándolos y llamando a la policía. Lo único que podemos hacer es buscarnos un problema.
Titubeé.
—¡Dale! ¡Vamos!
Comencé a mover el carro. Tenía un ojo en la carretera y otro en el espejo retrovisor tratando de ver el accidente. Vi luces rojas intermitentes en la distancia. Por un momento quité el pie del acelerador. Entonces lo pisé hasta el fondo, gané en velocidad e hice una izquierda.